Equidad y Justicia.
Por principio, habrá que decir que justicia y equidad no son sinónimos, aunque su relación sea muy estrecha.
La
equidad es un valor por el
cual el Derecho (quien lo aplica) sopesa (ajusta y reconcilia)
las singularidades que en
cada caso concreto se presentan al Derecho y a la generalidad de la norma. Precisamente
por ello la equidad es
uno de los principios integradores
clásicos, propio de todo ordenamiento jurídico. Es decir, un criterio por el cual se equilibra, pondera y da
dimensión humana a lo jurídico.
Visto desde la equidad, el
Derecho no aparece solamente como un sistema de lógica perfecta que de suyo,
muy difícilmente, haría posible la convivencia social, sino como un instrumento al servicio del hombre y de la
sociedad que permite resolver los conflictos de intereses, ponderando las
circunstancias de cada caso particular, de cada situación humana concreta,
haciendo posible allí la justicia. En breves términos: un
Derecho justo propicia relaciones jurídicas equitativas.
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